PÁGINAS AMIGAS

Todo es un trabajo, la fantasía y el erotismo también. Donald Winnicott: Sueño, fantaseo y vida.

La sexualidad humana es perversa, decía Freud, es decir, no se corresponde con la meta de la reproducción; es otra versión. La búsqueda del placer es justamente eso, una búsqueda, un trabajo, y ese trabajo se debe esencialmente a la capacidad de cada quien y de cada sociedad de hacer algo con la fantasía. Una sociedad masturbatoria o con una “Sex Recession” es el resultado de una sociedad que universaliza la escisión y se refugia en el fantaseo del porno porque precisamente esa salida no da ningún trabajo. Una sociedad del trabajo enajenado. Desear, dar placer, amar, filiar son acciones que suponen investir, contornear el vacío y abrazar al otro aunque sea temporalmente. Supone, a su vez, abrazar el cuerpo propio como si fuera ajeno y sostener la fantasía que permite que ese juego “hidráulico” sea placentero. Nadie sabe con quién tiene sexo cuando se tiene sexo, pero al acuerdo tácito de no desarmar la fantasía del otro le llamamos intimidad. Y eso es lo que se ha perdido.

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