ARTÍCULOS

Maltrato infantil y cuarentena: seis notas para empezar este tiempo de otra manera.

Ph.D Patricia Castillo

Psicoanalista y directora de Clinicapsi.cl

Los niños y niñas siempre son potenciales victimas de maltrato: violencia fisica, verbal, hostigamiento, bullyng, abuso sexual, abandono, etc. Una larga lista de horrores acecha la historia de la infancia en distintas partes del mundo y, transversalmente, en todas las clases sociales. No parece haber muchas excepciones en este asunto. Parece ser que el hecho de depender totalmente y creer en la capacidad de un adultx de hacer lo mejor para todxs es la condición básica que habilita la posibilidad del maltrato. Es así en casi todas las variantes de la violencia.

En estos días de cuarentena, en el que ambas consignas se repiten como un mantra: “dependemos de los otrxs” y “esto es lo mejor para todxs” se agudizan las condiciones para que se propague la violencia contra niños y niñas. Padres que no saben enseñar, contestando guías que no entienden, recibiendo la presión virtual de profesores que reciben la presión virtual de los dueños de colegios que reciben la presión virtual de los padres que no quieren perder el año que a su vez reciben la presión de sus jefes de no pagarles su sueldo y etc. Una larga cadena de presión en la que el eslabón más débil serán los niñxs: “¿cómo no sabes esto?”, “Eres tonto o no piensas!”, “¿qué vas a hacer a la escuela?!”, “¡Escúchame cuando te estoy hablando, esto es fácil y deberías hacerlx solx!”.

Al mismo tiempo, amigxs que ya no existen, sino en llamadas virtuales, que sólo en algunos casos pueden objetivamente transformarse en juegos pues, la mayoría de las veces, son conversaciones súpervigiladas por adultxs ansiosos de recuperar sus aparatos electrónicos para comunicarse. Adultxs que teletrabajan, cocinan, limpian e intentan hacer la tarea de educar y sostener su propia angustia ante la incertidumbre de lo que vendrá.

Muchos niños y niñas en espacios pequeños sin mucho lugar donde gastar energía torpemente quebrando vasos, poniendo autos eléctricos en el inodoro -para ver qué pasa-, persiguiendo al gato, llenando el living de juguetes, ensuciando-se, negándose a hacer tareas domésticas y/o escolares, demorando 20 minutos en buscar su libro… otros 20 minutos en encontrar su cuaderno y así.

Y entonces, como en una olla a presión, la violencia irrumpe. En algún momento, la bronca tiene que salir. Es muy difícil ser niñx en un mundo que se acaba ¿o no? Es muy difícil ser niñx en un mundo que ya se estaba acabando antes de la pandemia. Es muy difícil para los invisibles, esos que sus padres los enchufan a las tablets o televisores, pero también es muy difícil para los hipervisibles, esos que sus padres inscribieron en 5 talleres y los acompañan y espían sus juegos para asegurarse de que están bien. Inclusive es muy difícil para los sobreadaptados, esos que se han pasado toda la infancia adivinando lo que lxs adultxs quieren y parecen ser buenxs niñxs, porque no hay que decirles que pongan la mesa, ni que hagan sus deberes, ni que tengan limpia su habitación, pero están aterradxs constantemente de defraudar. No es fácil ser niñx simplemente porque la fragilidad física y la dependencia económica les hace prácticamente imposible defenderse y huir.

Entonces, como ellxs no pueden escapar y nosotrxs seguiremos en la tarea de cuidarlxs, aún en cuarentena, asumamos algunas cosas:

1-   Ya lo saben: Lxs niñxs siempre perciben el ambiente tenso que se genera alrededor. Es mejor hablar explícitamente sobre el coronavirus, los riesgos y lo que está pasando en otrxs países y la forma en que se intenta resolver en este. La información debe ser en base a lo que sabemos y no a lo que tememos. Lo que no se sabe, no se sabe. 

2-    Necesitamos hablar de lo que sentimos: Al menos una vez a la semana, ojalá más, hay que hablar con ellos respecto a cómo se sienten con esto. La pregunta debe ser muy abierta pues eso permitirá hablar de más cosas. Acá la clave es que lxs adultxs entiendan que no está en sus manos el resolver todo lo que lxs niñxs planteen pero hay que escuchar y ayudar a poner palabras los “no se”: ¿tengo miedo de que nos contagiemos de coronavirus?, ¡tengo rabia porque estoy encerradx!, ¿Hasta cuando estaremos así?, ¿Por qué siempre están trabajando?, ¿Estas son vacaciones?. Lxs adultxs también deben decir cómo se sienten y deben ser sincerxs, si eso en algunos casos significa llorar, pues habrá que llorar, no se traumatizaran, no tengan miedo, llorar es natural y lxs niñxs lo saben. A veces, lxs adultxs pueden dejarse consolar eso al menos permitirá a los niñxs sentir que pueden hacer algo para ayudar.

3-   Tenemos que organizarnos. Hay que organizarse para el orden de la casa, idealmente hacerlo en una reunión donde ellxs asuman tareas voluntariamente. Ojo, el hecho de que se hayan comprometido no significa que lo van a hacer siempre, ni que lo harán perfecto, ni menos que tienen que hacerlo de buena gana, es normal rezongar, decir que “da lata” y “¿porqué yo?”. ¿No hacemos todxs eso?. No es contra lxs adultxs, es contra los deberes, todxs nos resistimos. Lxs compromisos deben recordarse y ajustarse cada tres o cuatro días, más aún en estos días que parecen todos iguales.

4-    El espacio escolar sigue existiendo nos guste o no. Lo de las tareas escolares es lo más difícil. Hay que hacer algunas, no necesariamente todas, lo que lxs adultxs no saben tendrán que aprenderlo juntxs en los tiempos que se pueda. Hay que transparentar cuando las exigencias son externas a la familia así todxs entendemos que estamos bajo mucha presión y que esa imposición cruel es externa. Sin embargo, no se puede abandonar todo lo escolar, al fin y al cabo, es un espacio en el que se participa y en el que, definitivamente, no siempre hacemos todo lo como queremos.

5-    Necesitamos privacidad. Es importante que haya un tiempo fuera para todxs, un espacio, aunque sea simbólico, para estar solxs. Es importante para les adultes y también para lxs niñxs. Jugar sin la presencia de lxs adultxs, espacios donde esconderse, dónde no ser interrogadxs o interrumpidxs. Lxs niñxs tienen derecho a la privacidad y eso a veces es muy difícil de aceptar desde ambas posiciones.

6-   Los famosos limites. Todxs rompemos reglas y compromisos. ¿se sanciona? Hay que acordar juntos cómo se restablece el equilibrio roto, sobre todo cuando se trata de conflictos entre hermanxs, peleas, transgresiones de espacio, violencia, etc. Más que preguntar ¿porqué lo hiciste? Habría que preguntar ¿qué vamos a hacer? Pedir disculpas vale pero también niños y niñas pueden decidir qué es lo que están dispuesto a dejar de disfrutar para recuperar un poco lo que parece haberse arruinado. Muchas veces eso no sólo libera a lxs adultxs de buscar un castigo ejemplificador sino que permite a lxs niñxs realizar actos reparatorios que alivianen la culpa de haber roto algo, estropeado una actividad o, simplemente, tensionado el clima familiar. 

Nadie sabe mucho cómo llevar la vida cotidiana en este nuevo escenario, es la primera vez que vivimos una cuarentena, y necesitamos hablar mucho cada día. Los niños y niñas nunca están fuera de las experiencias dolorosas y también tienen formas de expresar la tensión y de cuidar a lxs otrxs que merecen ser reconocidas. La crianza puede ser un desgaste enorme pero también un espacio de circulación de amor, humor y ternura. Seamos justos.